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viernes, 9 de septiembre de 2011

¿Por qué nos parecemos a nuestros padres?

   Parece fácil: porque la mitad de los genes proceden de la madre y la otra mitad del padre. ¿Y por qué a veces nos parecemos aún más a nuestros abuelos? Pues porque nuestros padres tenían, a su vez, la mitad de los genes de cada uno de sus progenitores. Los genes son, por así decir, los transmisores de los caracteres hereditarios.
   Sin embargo,  las cosas que aprendemos a lo largo de la vida no se las transmitimos a nuestra descendencia; no son genéticas.
   Por eso lo que somos depende de los caracteres heredados -los genes-, pero también de lo que aprendemos de manera continua desde que nacemos.
   Por eso somos únicos: es imposible que una y otra cosa se den por igual en dos personas.  



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